Las Realidades y Los Mitos

La alimentación y el estado nutricional están relacionados con la salud, la calidad de vida y el bienestar.

Una cuidada alimentación y un adecuado estado nutricional representan las herramientas para mantener la salud y para recuperarla.

Comemos todos los días y, desde el desconocimiento, han proliferado mitos de productos y dietas milagro de forma constante.

Así...

Existen creencias sobre alimentos mitificados y dietas milagro.

Productos como el polen, el propóleo, la jalea real o el ginsen están asociados a efectos curativos, pero en realidad pueden perjudicar el estado nutricional.

Se consideran altos los conocimientos de los adultos sobre dietas equilibradas y saludables.

Pero, no lo son. De hecho, existe un desconocimiento nutricional importante.

Se produce una asociación de la longevidad de la población con incidencia de enfermedades crónico degenerativas que condicionan la elección de alimentos y el estado nutricional.

Los fenómenos de la polimedicación y de la automedicación son un hecho habitual en los adultos mayores. Ocurre de forma voluntaria o involuntaria, por creencias erróneas, por olvido o por confusión.

Se reduce la capacidad sensorial. El envejecimiento está asociado a unos cambios fisiológicos degenerativos. Esto conlleva al adulto a añadir excesiva sal o azúcar en las comidas. Y a incrementar el consumo de los alimentos dulces.

Se produce una pérdida de la sensación de sed asociada al envejecimiento. Además, las personas mayores olvidan que deben beber agua.

Se toma una actitud de sedentarismo e inmovilidad física. Las personas mayores pierden la masa muscular. Se produce una incapacidad para realizar actividades de la vida cotidiana.

Se produce una pérdida del apetito y se asocia a una anorexia del envejecimiento.

Hecho que conlleva a un estado de malnutrición.

Estado emocional y baja disponibilidad económica. 

Apatía, desinterés, soledad, tristeza, desesperación junto con limitaciones económicas.

Consumo de alcohol y tabaquismo.

Siendo las personas mayores más sensibles a los efectos adversos de su consumo que los jóvenes.